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FALSA REALIDAD NACIONAL


Ante la falta de gestión reformadora, por su precaria presencia parlamentaria, y para ocultar su ineficacia política, el Gobierno de la Nación, con el redivivo M. Rajoy a la cabeza, viene centrando últimamente su estrategia política, de manera casi exclusiva, en tratar de convencer a la ciudadanía d que el país funciona, de que existe normalidad institucional y estabilidad económica, de que “España va bien”, como diría el otro; y de que, en definitiva, el PP es una garantía en el manejo de los asuntos públicos.

Naturalmente, esta tarea propagandística cuenta con el concurso entusiasta e interesado de la mayoría de los medios de comunicación, con RTVE a la cabeza, y con la colaboración decidida de histriónicos y bien pagados creadores de opinión, venidos a menos y ayunos de intelectualidad, pero eficientes en su labora propagandística. Sin olvidarnos de la decisiva influencia, en este fraudulento empeño, de los principales agentes económicos y financieros.

Y la verdad es que todo este enorme entramado publicitario esta resultando eficaz en su espurio propósito, hasta el punto de que está pasando inadvertido el muy negativo dato, ofrecido recientemente por el Banco de España, de que la deuda pública nacional ha batido en el mes de junio un preocupante récord: se ha situado en 1.139 billones de euros, superando así el 100% delPIB. Una barbaridad.

Del mismo modo, nos quieren hacer creer que casi 4 millones de parados no son tantos; y que se está creando empleo, cuando en realidad lo que se está fomentando es la contratación laboral intermitente y preciara; surgiendo así una nueva clase de ciudadano: el trabajador pobre.

La propaganda gubernamental quiere también que olvidemos que el sistema de Seguridad Social es cada vez menos viable y que, mientras tanto, se han cargado la hucha de las pensiones, a pesar de que la subida de éstas se mantiene desde hace varios años en un insignificante 0,25%.

¿ y qué decir de la ingente cantidad de dinero público dispuesta en el rescate de la Banca o las autopistas? ¿ Y de que tenemos la clase política más cara de Europa?.

Por tanto, las tan cacareadas estabilidad económica y normalidad institucional son sólo espejismos oficiales, apreciables porque la sociedad ha sido domesticada por el poder público.

Y es que la imagen de la positiva realidad nacional que se nos presenta desde instancias oficiales y círculos adyacentes es manifiestamente falsa.

Por eso, a falta de políticos fiables, España necesita de medios de comunicación objetivos en la información. También hacen falta instituciones públicas que cumplan con su función controladora de los poderes del Estado.

Y, sobre todo, necesitamos ciudadanos conscientes de sus derechos como tales, ávidos de información y bien educados en los asuntos públicos; con espíritu crítico y exigentes con sus gestores políticos. Nada más y nada menos.

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