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LA NECESARIA INDEPENDENCIA DEL FUNCIONARIADO


La Constitución Española proclama en su artículo 103 que "el acceso a la función pública se producirá de acuerdo con los principios de mérito y capacidad".

Sin embargo, este mandato de la norma suprema, como tantos otros, ha ido degenerando con el tiempo y hoy, la nota más característica, en esta materia, es la desprofesionalización y la dependencia del funcionariado respecto del poder político. Y donde más se ha acentuado este perverso proceso es, precisamente, en el ámbito local, donde los partidos políticos responsables en cada momento del gobierno municipal han ido situando a sus afines al frente de los centros de decisión, en claro perjuicio de los funcionarios de carrera. El denominado “ personal de confianza”, y la figura de la “libre designación”, son dos métodos de este fenómeno. De tal manera que, desgraciadamente, la independencia de la función pública municipal, en los altos niveles de la Administración, ha muerto o está a punto de expirar.

La consecuencia más grave de este desafuero es que la gestión de importantísimas parcelas de poder municipal no sólo está, en muchos casos, en manos de incompetentes, sino que la gestión municipal no responde a lo que demanda el interés general, sino a lo que conviene al partido en el gobierno o, en el mejor de los casos, al interés particular del político de turno.

Un claro ejemplo de cuanto digo lo hemos vivido en los últimos meses en nuestra Diputación, donde se ha pretendido que una plaza tan importante y garantizadora del interés legal, como la de Secretaría General, fuera desempeñada por el sistema de “libre designación”, o sea, “a dedo”, intentándose por todos los medios marginar así a una persona que ostentaba los mayores méritos y tenía más capacidad para esta función pública. Afortunadamente los Tribunales de Justicia han puesto las cosas en su sitio, en beneficio de la persona más capacitada para el cargo.

Sin embargo, -y es a lo que quiero llegar- un aspecto tan importante para la buena gestión de los asuntos públicos -como es la necesidad de que la función pública que los ha de proteger y desarrollar sea independiente del poder político-, es algo que no parece interesar a los partidos que comparecen ahora a las elecciones locales del día 24. Me sorprende sobremanera que ninguna formación política haya planteado siquiera esta cuestión, ni el asunto haya sido objeto de debate. Es como si no les interesara, a pesar de que son miles los funcionarios que votan.

Es por ello que desde esta tribuna quiero llamar la atención sobre el asunto y, en mi calidad de votante, pido respetuosamente a los políticos que nos quieren gobernar que se definan al respecto. Que me expliquen qué clase de función pública quieren en los Ayuntamientos, si la del antiguo y trasnochado spoil system (reparto del botin), en cuyo sistema el funcionario público está al servicio del partido político en el poder o la más moderna y democrática del mérit system (mérito y capacidad), en el que los servidores públicos son profesionales neutrales, al servicio de la Administración, con independencia del signo político que defina la misma. Quiero que los candidatos me digan si en el Ayuntamiento van a mandar los cargos de confianza o los funcionarios acreditados y capacitados. Es urgente que lo expliquen.

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