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EL ESPERPENTO POLÍTICO


Cotidianamente sigo la actualidad política, en parte por costumbre y sobre todo por interés, teniendo en cuenta aquello que dijo al respecto el actor francés Yves Montand: "si no te ocupas de la política, la política se ocupará de ti". Y es que, hoy como siempre, pero más intensamente quizás, la gestión de los asuntos públicos influye en nuestras vidas de forma muy importante, sobre todo en el plano económico. Por eso, hojeo los periódicos, escucho algunos debates radiofónicos y sigo la impronta de la actualidad a través de Internet.

Y la verdad es que el panorama no puede ser más desolador. Esperpéntico diría yo. Dejo de lado la política nacional que ya de pos sí es grotesca; y tampoco me voy a referir a la desatinada gestión pública andaluza.

Miro a la política granadina, la que más de cerca nos toca, y la visión no puede ser más desoladora. Así, contemplo estupefacto que lejos de buscar concordia y consensos en torno a los problemas que realmente nos afectan a los ciudadanos, cual sería lo lógico, nuestros gobernantes, o sea, los políticos a los que pagamos para que gestionen nuestros asuntos, se ensarzan periódicamente en disputas estériles, malgastando su tiempo y nuestro dinero.

Nuestros políticos más cercanos hacen política al modo en que D. Ramón del Valle Inclán hacía su teatro o escribía sus novelas, con una visión deformadora de la realidad, o sea, esperpéntica. ¿Cómo si no podemos calificar que, por ejemplo, los diputados provinciales socialistas se encierren en las instalaciones de una empresa de la Diputación, en protesta porque a los Consejeros de dicha empresa, o sea, sus representantes legales y administradores, no se les da la información concerniente a la sociedad, sobre personal que trabaja en ella, contrataciones que realiza o pagos que hace?.

¿ Cómo hemos de entender que se mantenga la actividad de la empresa municipal de vivienda y suelo de Granada, EMUVYSSA, con toda su estructura de funcionamiento, 20 trabajadores en plantilla y otros tantos cargos públicos en el Consejo de Administración, si sólo vende una vivienda al año, en un sector sobradamente cubierto por la iniciativa privada?.

¿Es acaso lógico que 14 políticos nada menos, con la logística necesaria y personal ayudante, se den cita y comparezcan ante los medios para inaugurar una pequeña rotonda en un pueblo del área metropolitana?.

Pues bien, no son más que tres ejemplos del despropósito en que se ha convertido la gestión de los asuntos públicos. Seguro que hay más. Esto tiene que ver, sin duda, con el escaso nivel actual de la gobernanza pública. Por eso, no es de extrañar que la ciudadanía le haya perdido el respeto a la clase dirigente y que se sienta engañada por los que se supone son sus representantes públicos. Es una lástima pero, sobre todo, esta desafección es muy peligrosa para la necesaria convivencia democrática. No me canso de repetirlo: hace falta una regeneración política que sirva de revulsivo e ilusión a tanto ciudadano desengañado.

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